Primera consulta GRATUITA de 30 minutos
La niña interior es la parte más auténtica, inocente y creativa de nosotras mismas. Es la que guarda nuestra esencia, nuestra identidad y nuestra personalidad. Es la que nos permite sentir, imaginar y soñar. Es la que nos conecta con nuestra alegría, nuestra pasión y nuestra libertad.
Debemos tener presente que esa niña se forma desde que nacemos, a partir de nuestras experiencias, nuestras relaciones y nuestras emociones. Ella refleja nuestras necesidades, nuestros deseos y nuestros valores. Ella expresa lo que somos y lo que queremos ser.
Al analizar los factores que te han alejado de tu niña interior, podrás entender cómo han sido las situaciones o las personas que forman tu círculo y que te han hecho renunciar a tus sueños, valores o necesidades. Es por eso que afirmamos que, en muchos casos, sin darnos cuenta, perdemos el contacto con nuestra niña interior debido a los factores externos que nos rodean.
Vivimos en una sociedad que nos impone roles, normas y valores que no siempre coinciden con lo que somos o queremos:
•Nos dejamos influir por lo que esperan nuestros padres, parejas, amigos o jefes.
•Nos sometemos a exigencias laborales que nos consumen y nos estresan.
•Nos involucramos en relaciones tóxicas que nos hacen daño y nos restan energía.
Todo esto hace que nos desconectemos de nuestras emociones, que nos olvidemos de nuestros sueños, que neguemos nuestros deseos y que nos adaptemos a lo que los demás quieren de nosotras. Al hacerlo, perdemos nuestra esencia y nuestra autenticidad.
Señales de alarma de la pérdida de nuestra niña interior:
•Sentirnos vacías, tristes o aburridas con nuestra vida.
•No tener ilusión, pasión o propósito en lo que hacemos.
•No saber quiénes somos, qué queremos o hacia dónde vamos.
•No cuidarnos, valorarnos o amarnos a nosotras mismas.
•No tener tiempo, espacio o permiso para divertirnos, crear o jugar.
Encontrar nuestra niña interior en 4 pasos:
Para reencontrar nuestros sueños perdidos, la alegría y la pasión que nos conectaban con el mundo, hay un paso fundamental: sanar nuestras heridas emocionales. Así, para conocer y sanar nuestras heridas emocionales:
1.Identifica tus heridas.
Piensa en las situaciones o personas que te han hecho daño en tu vida, especialmente en tu infancia. Pueden ser tus padres, tus hermanos, tus maestros, tus amigos, tus parejas, etc. Trata de recordar cómo te sentiste, qué pensaste y cómo reaccionaste.
2.Escribe tus heridas.
Anota en una hoja de papel las heridas que te causaron: abandono, rechazo, humillación, traición o injusticia. Sé honesta y valiente al hacerlo.
3.Reconoce tus creencias limitantes.
Piensa en las ideas o mensajes que te has repetido a ti misma a raíz de tus heridas emocionales. Pueden ser cosas como “no soy suficiente”, “no merezco amor”, “no puedo confiar en nadie”, “no tengo derecho a ser feliz”, etc. Estas son creencias limitantes que te impiden ver tu verdadero valor y potencial. Escribe en otra hoja de papel las creencias limitantes que tienes sobre ti misma. Sé consciente y crítica al hacerlo.
4.Cambia tus creencias limitantes por afirmaciones positivas.
Piensa en las cualidades o virtudes que tienes, que te hacen única y especial. Pueden ser cosas como “soy inteligente”, “soy amorosa”, “soy confiable”, “soy feliz”, etc. Estas son afirmaciones positivas que te ayudan a reconocer tu verdadera esencia y capacidad. Escribe en otra hoja de papel las afirmaciones positivas que quieres incorporar en tu vida. Sé creativa y optimista al hacerlo.
5.Repite tus afirmaciones positivas todos los días. Elige un momento del día en el que puedas estar tranquila y relajada, como al despertar, al meditar o al acostarte. Lee en voz alta tus afirmaciones positivas, mirándote al espejo o cerrando los ojos. Siente cada palabra con tu corazón y tu mente. Repite este ejercicio todos los días hasta que se conviertan en parte de tu realidad. Sé constante y paciente al hacerlo.
Siguiendo este ejercicio o estas pautas que he aprendido a lo largo de la vida, podrás conocer y sanar tus heridas emocionales y así liberarte de las cargas que te impiden vivir plenamente.
Recuerda que tú eres la única responsable de tu sanación y tu felicidad. No dependes de nadie más que de ti misma. Tú tienes el poder de transformar tu vida y tu niña interior.
Espero que este artículo te sea de utilidad para mejorar tu salud interior. Si te ha gustado, compártelo con tus amigos y déjame un comentario. ¡Gracias por leerme!

 

Deja tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *